Después de haber sufrido una lesión. Es común que los deportistas presenten lesiones mientras se ejercitan. Algunas de las causas son entrenar más de lo habitual, no realizar los movimientos de manera correcta, falta de protección y utilizar una zapatilla deportiva inadecuada. Así que si presentas dolor intenso al contacto, inmovilización, inflamación y rigidez, habría que evitar el deporte y acudir con el médico.
Después no haber dormido suficiente. Después de haber pasado una noche con insomnio, se puede creer que realizar una actividad física es lo mejor para recargar energías ¡error!. El llevar a cabo una rutina de ejercicios después de no haber descansado puede llegar a aumentar el estrés. Incluso bajo esta circunstancia, el sistema inmune no está preparado para un esfuerzo, por lo que las defensas se deterioran. Asimismo, el forzar los músculos por la falta de energía puede incrementar el riesgo de padecer una lesión.
Después de haber ingerido alcohol. La ingesta del alcohol no impide realizar deporte, a menos que se trate de una actividad física que requiera precisión. Esto debido a que la ingesta de alcohol puede llegar a afectar la fuerza y el rendimiento, pero en especial la coordinación. El etanol hace que quien consuma alcohol se sienta eufórico y luego depresivo, lo cual minimiza los reflejos ante cualquier situación. Por otro lado, hay que tener en cuenta que el alcohol tiene efecto diurético, lo que provoca un cuadro de deshidratación mientras se lleva a cabo la actividad física.