La radioterapia forma parte de manera habitual en los tratamientos de cáncer de mama y, aunque dependerá de los casos, generalmente, se aplica después de la cirugía -cuando esta ha sanado- y de los tratamientos con quimioterapia. Según la Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR) , se suele aplicar “en estadios precoces para irradiación de la mama tras cirugía conservadora; en estadios intermedios para tratamiento de la pared torácica y de las áreas ganglionares, axilar, supraclavicular o de la mamaria interna; y, en estadios avanzados para irradiación de las metástasis”. La finalidad última de la radioterapia es minimizar las probabilidades de que el cáncer reaparezca.
Aunque los tratamientos son cada vez más personalizados y a medida, veamos en general, en qué consiste la radioterapia en un tratamiento global de cáncer de mama.
Qué radioterapia se usa para tratar el cáncer de mama y cuánto dura el tratamiento
La radioterapia puede ser externa -irradiar con una máquina de manera externa las zonas a tratar- e interna (braquiterapia) -colocar un dispositivo con perdigones radiactivos en el lecho tumoral. La primera es la más habitual en los tratamientos contra el cáncer de mama y puede hacerse de varias maneras en función del estadio de la enfermedad o de la locación del tumor.
Tras la extracción del tumor. Si se ha optado por una lumpectomía o cirugía conservadora de la mama, porque el tumor era pequeño o estaba muy localizado, lo más probable es que se opte por radiar la mama entera, poniendo especial énfasis en la zona en la que se asentaba el tumor.
En algunos casos, si el tumor es muy pequeño y en estadios muy tempranos, cada vez se opta más por una irradiación parcial acelerada del seno (APBI). Es decir, radiar solo la zona en la que se encontraba el tumor en lugar de todo el seno, con dosis más elevadas y durante un tiempo más corto. Hay casos en los que la radiación se aplica incluso en el momento de la operación (radioterapia intraoperatoria -IORT-) o con radioterapia interna.
Después de una mastectomía. Si se ha optado por una extirpar todo el tejido mamario, se puede optar por:
• Radioterapia en la zona torácica. Si los ganglios linfáticos no están afectados, se administrará radioterapia en toda la pared torácica, a la cicatriz de la mastectomía y en las áreas de los drenajes quirúrgicos. El objetivo es reducir el riesgo de que el cáncer pueda reaparecer en los tejidos restantes de la pared torácica o en los ganglios linfáticos.
• Radiación a ganglios linfáticos. En caso de que los ganglios linfáticos de debajo del brazo ya estén afectados, se administrará también radiación en estas zonas.
• Radiación en otras zonas del cuerpo. En caso de que exista metástasis, se debería administrar radiación también en estas zonas.
En cuanto a la duración, depende de cada paciente, pero, en general, gracias a los avances en esta técnica se tiende cada vez más a disminuir el número de sesiones. Así, mientras que hace unos años solían consistir en dosis diarias, cinco días por semana, durante cinco-siete semanas, actualmente, se pueden administrar una dosis suficiente en tres-cuatro semanas y concentrar más las sesiones.
Qué efectos secundarios puede provocar la radioterapia
En general, según aseguran desde SEOR, la radioterapia suele ser un tratamiento muy bien tolerado por las pacientes con cáncer de mama, pero no está exento de efectos secundarios, que variarán en función de del tipo de tratamiento y las zonas en las que ha administrado. También hay que diferencias los efectos que se producen a corto plazo de los que se pueden prolongar en el tiempo.
A corto plazo puede presentarse:
•Reacciones locales, como lo que se conoce ‘radiodermitis’, en la piel de las zonas irradiadas, como eritema leve-moderado (piel enrojecida), picor, descamación seca… Por este motivo se recomienda extremar tras el tratamiento los cuidados de la piel de las zonas afectadas y evitar la exposición solar.
•Fatiga.
•Hinchazón.
•En caso de haber radiado el área de los ganglios supraclaviculares puede aparecer cierto grado de esofagitis o faringitis.
A medio o largo plazo, pueden persistir otros síntomas como:
•Cambios en los senos
•Complicar la posibilidad de realizar una reconstrucción.
•Daños en algunos nervios de los brazos (plexopatía braquial), por lo que pueden aparecer dolor, debilidad o entumecimiento.
•Debilitamiento de las costillas.
•Linfedema. La radiación a los ganglios linfáticos debajo del brazo puede causar dolor e hinchazón en el brazo o el pecho.
Con la ayuda de la tecnología, se está consiguiendo reducir las dosis y la duración de los tratamientos, lo que provoca, a su vez, reducir estos molestos efectos secundarios.