Desobedientes, vengativos… Así es el trastorno de oposición desafiante

Todos los niños pueden tener un comportamiento difícil o desafiante en algún momento de sus vidas, sin embargo, cuando un pequeño empieza a manifestar un patrón de comportamiento frecuente y persistente de ira, irritabilidad y desobediencia hacia sus padres y otras figuras de autoridad es posible que padezca lo que se conoce como trastorno de oposición desafiante.

Pero, ¿qué es exactamente este trastorno? También conocido como trastorno negativista desafiante u ODD por sus siglas en inglés (Oppositional Defiand Disorde), el trastorno de oposición desafiante es una de las clasificaciones de los Trastornos de Comportamiento según el DSM 5 (Manual de diagnóstico estadístico de las enfermedades mentales).

Se trata, por tanto, de un trastorno conductual que conlleva un patrón desadaptativo o inadecuado al habitual de los niños en su etapa de desarrollo. Los niños con ODD se enfrentan a sus figuras de autoridad de forma persistente y son temperamentales, desobedientes y vengativos a un nivel inusualmente alto, lo que crea enormes problemas en sus relaciones con la familia, sus compañeros y otros adultos. Por regla general, estas conductas se manifiestan ya desde la etapa preescolar o antes de la preadolescencia.

¿Cuáles son las causas que lo provocan?

En realidad no hay una causa precisa de este trastorno sino que en general se debe a una combinación de factores hereditarios o del entorno como:

– Un déficit, dificultad o alteración en las habilidades cognitivas.

– Poco control sobre la esfera emocional.

– Hábitos inadecuados de crianza y una excesiva permisividad parental o, por el contrario, que el niño se vea sometido a castigos irracionales de forma constante.

– Un trastorno hereditario, un desequilibrio en las conexiones neuronales, en la liberación de sustancias químicas cerebrales o como el resultado de otro trastorno, como lo es el TDAH (Trastorno de atención e hiperactividad) o trastorno bipolar.

¿Cómo podemos reconocerlo en niños?

Según el DSM 5, para diagnosticar este trastorno deben darse dos factores: que se produzca un patrón de conductas negativas y además que éstas se den de manera ininterrumpida durante al menos seis meses. Estos son los síntomas principales que podrían alertar a los padres u otros adultos de su entorno según prestigiosas entidades especializadas en salud mental como el Child Mind Institute o la Clínica Mayo:

Desafío y desobediencia irracional constante hacia las figuras de autoridad (padres o profesores).

Comportamiento agresivo y hostil hacia sus padres, familia y compañeros.

Sentimientos constantes de ira, molestia, resentimiento y ansiedad hacia los demás.

Suele frustrarse o ser demasiado susceptible ante los cambios que no puede realizar y controlar.

– Suelen ser rencorosos y vengativos.

Discute de manera intensa, espontánea y continua con las personas.

– Tiende a culpabilizar, juzgar y señalar a los demás sobre sus errores o mal comportamiento.

Rechaza las peticiones de los adultos o incrementan su comportamiento negativo.

– Los síntomas afectan en gran medida a las otras áreas del desarrollo (social, íntima, académica…) y por extensión a la calidad de vida.

Pierden la paciencia de manera inusualmente rápida y muy a menudo.

Ignoran o se rebelan en contra de las reglas, en la casa o en la escuela.

– Tienen la tendencia de molestar a los demás con facilidad.

– Los comportamiento disruptivos parecen intencionales en vez de impulsivos.

Se niegan a cooperar de manera reflexiva, incluso antes de que sepan lo que se les está pidiendo.

Una vez diagnosticado este trastorno en el niño el tratamiento suele incluir psicoterapia individual que ayude a adquirir estrategias para la solución de problemas, mejora de la comunicación, manejo de la ira y control de impulsos; terapia familiar enfocada a hacer cambios que mejoren las interacciones entre los diferentes miembros, así como terapia grupal con otros niños para mejorar las destrezas sociales y, en ocasiones, medicación.

Fortalecimiento

La mente y el cuerpo van de la mano. Al realizar terapias de fortalecimiento tu vida cambiara completamente; te sentirás con mucha más energía y serás más fuerte. En Fisioyak trabajamos con muchisimos atletas de alto rendimiento que requieren dar su maximo desempeño en sus disciplinas, por ello, recurren a nosotros para trabajar el fortalecimiento físico.

× ¡Agenda tu Cita Hoy!