Herramientas para hablar con una persona que no escucha sin acabar discutiendo

Conversar es un placer y conversar adecuadamente, además, todo un arte, por eso, intentar hablar con alguien que no escucha puede convertirse en un martirio y provocar una enorme frustración. Pero, ¿qué puede motivar a una persona a no escuchar a su interlocutor? Los especialistas consideran importante reconocer sus causas para poder llegar a posibles soluciones.

Detrás de esta ‘sordera’ puede encontrarse lo que los expertos denominan sesgo de confirmación, es decir, personas que solo escuchan lo que quieren. Son receptivas a oír lo que confirma sus propias creencias pero no tienen en cuenta ni dan por válido cualquier cosa que no se ajusta a sus gustos.

Relacionado con este sesgo está la disonancia cognitiva, que suele ocurrir cuando dos personas o un grupo de personas están enfadadas. La mente rechaza toda propuesta de comunicación y cualquier dato disonante, aunque el otro tenga razón, solo por permanecer fiel a lo que siente en ese momento.

En ocasiones no es necesario siquiera estar enfadado con nuestro interlocutor. Estar cansados, haber tenido un mal día en el trabajo, tener una preocupación o estar desbordados por las emociones pueden ser también motivos mas que suficientes para no practicar la escucha activa.

También están las personas con perfil narcisista, es decir, aquellas que no oyen porque solo se escuchan a sí mismos. Son esas personas que creen estar en posesión de la verdad absoluta y que además rechazan toda conversación cuando ellas no son el centro de la misma.

Y, por supuesto, aquellas que aunque están frente a nosotros no escuchan porque concentran todo su interés en llevar las riendas de la conversación y cuya principal preocupación es lo que van a decir a continuación.

¿Qué recomiendan los expertos para reconducir la situación y no acabar discutiendo o frustrándose? Como las causas de esa no escucha pueden ser variadas las respuestas a un comportamiento de este tipo también son diversas.

Si al interlocutor le cuesta trabajo escuchar por alguna preocupación o problema personal, lo recomendable sería abordar con él primero el objeto de esa inquietud para retomar después la conversación. Si entendemos que no es buen momento lo ideal será emplazar al otro a retomar la conversación en un momento más propicio.

En otras ocasiones, podemos buscar la manera de eliminar los distractores externos – apagar los teléfonos móviles, ir a un lugar más tranquilo… -.

Si se conoce bien a la persona con la que queremos conversar pero somos conscientes de que será difícil que nos escuche, los especialistas recomiendan preparar el terreno con antelación. Enviarle un email, un WhatsApp o simplemente comentarle en persona que queremos conversar con ella despertará por un lado su curiosidad y debería predisponerle a una actitud de escucha. Es importante claro la importancia que tiene para nosotros esa conversación y que se nos permita abordar el tema del que necesitamos hablar sin interrupciones.

Si a pesar de todo lo anterior la conversación se produce pero el interlocutor no deja hablar, interrumpe o no está receptivo para la escucha, los especialistas recomiendan hacer uso de alguna herramienta comunicativa que nos ayude a hacernos con la charla.

Una de las más utilizadas suele ser la denominada ‘banco de niebla’ que consiste en regalarle un halago a nuestro interlocutor con el objetivo de que nos preste atención y redirigir la conversación al tema que queremos tratar. Un ejemplo podría ser una frase del tipo: “Me parecen muy interesantes todas tus opiniones por lo que me gustaría que hablásemos de un tema que considero muy importante”.

Otra sería la de reconducir la conversación con diferentes expresiones que ayudarán a que el interlocutor tome conciencia de lo importante que es para el otro tratar determinado tema. Algunas que pueden ayudarnos serían: ‘como te decía…’, ‘disculpa que te interrumpa pero me gustaría comentarte…’, ‘volviendo al tema central que me ha motivado a tener esta charla contigo…’.

 

Asimismo, los expertos en comunicación insisten en poner en práctica siempre que sea posible los seis pasos fundamentales para aprender a escuchar a los demás:

1. No interrumpir nunca el mensaje del otro y dar tiempo a que se explique respetando los turnos de palabra.

2. Hacer preguntas sobre el tema como forma de mostrar interés en la conversación.

3. Evitar las distracciones para seguir el ritmo de la conversación.

4. Mantener el contacto visual con la persona que está hablando. Asentir con la cabeza o sonreír son otras maneras de hacerle saber que estamos escuchando y mostramos interés. Esto hará que el interlocutor se muestre confiado.

5. Es muy probable que la otra persona solo quiera desahogarse o poner en orden sus ideas expresándolas en voz alta. No hay que intentar aconsejarle, en todo caso preguntarle de manera sutil si necesita un consejo o quiere conocer nuestra opinión.

6. Ser conscientes de que las habilidades para escuchar también se entrenan y dicen mucho de la inteligencia emocional de quienes las ponen en práctica. Aprender a escuchar es una virtud que refuerza las relaciones personales y profesionales.

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