Este miércoles, se ha conocido que David Bennett, la primera persona que recibió un trasplante de corazón procedente de un cerdo hace dos meses, ha fallecido.
Hay que aclarar que Hospital de Maryland en el que se realizó la operación pionera, y del que parte ahora la noticia de la muerte de Benett, no ha informado de las causas del deceso. En cambio, han explicado que la condición del paciente comenzó a deteriorarse hace varios días.
El riesgo del rechazo
En cualquier caso, y aunque como ya hemos señalado estas no son necesariamente las causas de la muerte de Bennett, el célebre trasplante era un procedimiento de muy alto riesgo con varias posibles complicaciones.
Por ejemplo, María Dolores García-Cosío, cardióloga del Hospital 12 de Octubre de Madrid, aconsejaba en una entrevista a 20Minutos este mes de enero cautela a la hora de celebrar el éxito de la operación: “los pacientes trasplantados siempre tienen un cierto riesgo de rechazo, aunque sean órganos de la misma especie. Ese riesgo es mucho más elevado cuando se trata de órganos de otra especie”.
De hecho, señalaba, “siempre tenemos que encontrar el equilibrio entre vivir con un órgano trasplantado, lo que requiere que el paciente tome medicación inmunosupresora, y el riesgo de sufrir infecciones o complicaciones precisamente por bajar las defensas a los pacientes para que toleren ese órgano”.
Incluso, llegaba a apuntar que, en cuanto a riesgos, “el primero y más inmediato sería que en las próximas semanas el cuerpo rechazase el corazón. El segundo tiene que ver con la inmunosupresión, que aparezcan complicaciones asociadas a tener el sistema inmune demasiado deprimido: que aparezcan infecciones porque el cuerpo del paciente no pueda defenderse debido a requerir un tratamiento demasiado elevado”.
La historia de otros casos
De la misma manera, la directora de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), Beatriz Domínguez-Gil, recordaba en otra entrevista a este medio que tan atrás como en 1984 ya se intentó el xenotrasplante con cierto éxito: “El caso más conocido fue Baby Fae, una bebé que recibió un corazón de babuino y vivió 21 días”.
Igualmente, detallaba que iba a ser necesario vigilar la progresión del caso: “De entrada, es importante ver cuál es la evolución del receptor cardíaco, porque cómo evolucione en las próximas semanas o próximos meses va a ser clave para diseñar futuros estudios”.