Los médicos reclaman más fondos contra el «asesino silencioso», cuya mortalidad no deja de crecer. El cáncer de páncreas tiene la tasa de supervivencia más baja de todos los tumores en Europa.
Con solo 4,6 meses de esperanza de vida en el momento del diagnóstico y una tasa de mortalidad que no ha dejado de crecer las últimas décadas, el cáncer de páncreas se ha convertido en un «asesino silencioso» para el que los expertos reclaman ahora más atención y fondos.
«El número de muertes por cáncer de páncreas casi se ha doblado en las últimas tres décadas y ahora le cuesta la vida a más de 90.000 ciudadanos de la UE cada año», alerta un estudio publicado por United European Gastroenterology (UEG), que reúne a las principales asociaciones en materia de salud digestiva.
El informe, hecho público coincidiendo con el Día Mundial del Cáncer de Páncreas, señala que la tasa de mortalidad de este tipo de cáncer ha crecido un 5 % entre los años 1990 y 2018.
En comparación, la tasa de mortalidad del cáncer de próstata solo ha subido un 1 % en ese mismo intervalo, y las de cáncer de mama y de pulmón han bajado incluso un 25 y un 20 %, respectivamente.
De hecho, los expertos creen que el de páncreas ha superado al cáncer de mama como tercera causa de muerte por cáncer en Europa, por detrás de los de pulmón y de colon. Y ello, pese a que el cáncer de páncreas es sólo el séptimo en términos de incidencia entre todos los tipos de tumores.
«A menudo conocido como el asesino silencioso, los síntomas pueden ser difíciles de identificar, haciendo difícil diagnosticar la enfermedad de forma temprana, lo que es esencial para la cirugía con el potencial de salvar vidas», señala el documento, hecho público en Viena, donde la UEG tiene su sede.
La esperanza de vida en el momento del diagnóstico es de 4,6 meses y solo el 3 % de los pacientes sobrevive más de cinco años.
Pese a esas alarmantes cifras, la UEG advierte de que tanto el conocimiento del público sobre esta enfermedad como los fondos que se destinan a combatirlos son muy bajos.
En el informe, se denuncia que la investigación sobre este cáncer recibe menos del 2 % de todos los fondos de investigación oncológica en Europa, algo que ha contribuido a la falta de mejoras para los pacientes.
«Muchos países están cortando recursos para el cáncer de páncreas, mientras que otros cánceres aún reciben financiación», denuncia en el informe Johanna Laukkarinen, del Hospital Universitario de Tampere, en Finlandia.
«Necesitamos urgentemente más investigación, más conciencia y una política que apoye un rápido diagnóstico y tratamiento», reclama Matthias Löhr, secretario del Club Pancreático Europeo.
Ante esta situación, y la estimación de que el número de casos crezca un 40 % hasta 2035, la UEG reclama dedicar más atención a esta enfermedad.
«Si vamos a tomar una postura contra el cáncer más letal del continente, debemos atender la insuficiente financiación para investigación; ahí es donde la Unión Europea debe abrir el camino», señala Markus Peck, del comité de asuntos públicos de la UEG.
La complejidad de este tipo de tumores y su alta resistencia a la radio y la quimioterapia, hace que la extirpación, muy complicada y sólo efectiva en pocos casos, sea actualmente el único tratamiento curativo posible.
Por eso, el informe destaca la importancia de la investigación, y menciona los prometedores avances en el uso de terapias neoadyuvantes, que se administran como primer paso para reducir el tamaño del tumor, e inmunoterapias.
Especialmente interesante es el impacto del microbioma, el genoma colectivo de los microorganismos, en el cáncer de páncreas. Se ha descubierto que la población microbiana de un páncreas canceroso es 1.000 mayor que la de uno sano. Los investigadores han constatado que retirar bacterias de los intestinos y del páncreas reduce el crecimiento del cáncer, algo que podría combinarse con el ataque a las células cancerosas.
Otro prometedor ámbito de investigación es el efecto de las células T, un tipo de glóbulos blancos, en la prolongación de la vida de un pequeño grupo de pacientes.
Nuevos estudios están tratando de identificar qué moléculas pueden estimular la respuesta inmune, lo que podría aplicarse a futuras inmunoterapias. J.S.T.