Todos conocemos los efectos nocivos que produce la radiación solar sobre nuestra piel, así como la necesidad de utilizar crema con protección cuando disfrutamos del sol en verano. Sin embargo, el impacto de los rigores del verano sobre nuestra dermis y epidermis va más allá de la exposición a los rayos ultravioleta. Las elevadas temperaturas que estamos padeciendo en esta época del año en España, así como la deshidratación que llevan asociadas, dejan una huella imborrable sobre la piel, y muy especialmente sobre la de las personas mayores, de una sensibilidad extrema.
Como explica el enfermero de Essity (compañía líder en higiene y salud) Carlos Lorenzo, “el envejecimiento produce cambios funcionales y estructurales en la piel. Algunos de ellos son la pérdida de propiedades mecánicas como pueden ser la elasticidad y la firmeza, la disminución de grosor de la dermis y la epidermis, la sequedad cutánea y el deterioro de la red vascular que ayuda a que las células se regeneren“.
¿Qué sucede con la piel envejecida en verano?
Durante la época estival, “algunas dolencias cutáneas asociadas a roturas de la piel como la xerosis o dermatoporosis se vuelven mucho más frecuentes en las pieles envejecidas. A estas patologías se añade la circunstancia de que las personas mayores de 65 años son especialmente vulnerables a las quemaduras por radiación“.
En este punto, es muy importante que este grupo de población evite la exposición solar directa en las horas centrales del día, así como que se hidraten convenientemente (las personas mayores no suelen tener sed, hay que ‘forzarlo’). Ayuda llevar prendas apropiadas para bloquear la radiación solar como sombreros y gafas de sol homologadas, y aplicar crema con protección solar 50 que filtre la luz UVB y UVA, una hora antes de salir a la calle.
Así evitamos empeorar las lesiones cutáneas en los mayores
“La piel de una persona que ha superado los 65 años requiere una escrupulosa higiene diaria, lo cual se traduce en mantener la piel limpia, hidratada y perfectamente seca. Por lo que respecta a esta limpieza especial, hay que retirar la suciedad de la piel derivada de los restos de productos que le aplicamos durante el día, así como de la descamación de las células epiteliales, del exceso de colonias bacterianas, el polvo y las fibras de las prendas de vestir”, dice el enfermero Carlos Lorenzo.
“Utilizar demasiado jabón no mejora los cuidados de la higiene de una piel senil, sobre todo porque las personas de cierta edad no suelen ser pulcros en cuanto al aclarado total”, señala el experto. Si dejamos cierta cantidad de jabones espumosos sobre la piel, sin que el agua los arrastre debidamente, puede resultar contraproducente porque alcaliniza la piel y genera una sequedad extra poco recomendable.
“Si no se retira el exceso de jabones, éstos quedarán en los pliegues de la piel, y estaremos potenciando ciertas alteraciones dermatológicas. La recomendación profesional pasa por evitar el uso de jabones con gran poder antibacteriano. En su lugar, conviene optar por sustancias limpiadoras con un potencial irritativo muy bajo, que no eliminen el sebo de la piel, una gran barrera protectora“, explica Lorenzo.
Los productos aconsejados para la higiene de la piel senil
Las lesiones dermatológicas asociadas a la época estival como la xerosis (sequedad extrema de la piel) requieren la utilización de productos suaves como manoplas húmedas o toallas sin aclarado. “Es importante prescindir de los jabones espumantes que retiran el sebo del manto hidrolípico de la piel y la desprotegen ante cualquier pequeño traumatismo como consecuencia de la pérdida de elasticidad. Es fundamental mantener la hidratación cutánea, tanto interna con la ingesta de agua, como externa con el uso de cremas humectantes de fácil absorción. Mejor aún si éstas contienen vitamina E“, concluye el enfermero de Essity.
Como consecuencia de la exposición continuada a la radiación solar en verano, puede manifestarse en las pieles más maduras la dermatoporosis. Esta enfermedad de la piel envejecida se manifiesta en las extremidades superiores e inferiores, y también en el rostro o la zona del escote.
“Para prevenir su avance y evitar lesiones colaterales como laceraciones o desgarros cutáneos se recomienda limpiar la piel con productos a base de lípidos que protegen y restauran la piel. También se aconseja realizar tratamientos activos con retinol, vitamina C y E, o con ácido hialurónico para hidratar la piel de forma extra”.