Autoritarios, democráticos, permisivos… ¿Qué tipos de paternidad existen y cuál es su impacto en los hijos?

En España, solo el 4,9% de los hombres menores de 30 años ha sido padre, mientras el porcentaje de hombres que tienen un solo hijo se sitúa en torno al 20% para los de 30 a 34 y alcanza su máximo (24,4%) para los de 35 a 39 años.

Como ocurre con las mujeres, la mayoría de los hombres menores de 40 años tienen un hijo o ninguno. Por su parte, el número de hombres que tienen dos y más hijos aumenta con la edad, situándose en el 54,3% en los hombres de 45 y más años.

Está claro que cada vez más madres y padres postergan la edad de tener hijos por la falta de estabilidad y el cambio de preferencias vitales, sin embargo, una vez que ocurre, tanto hombres como mujeres asumen el reto con ilusión, miedos y responsabilidad. No en balde, la figura paterna y la materna son ese espejo del que el niño aprende valores, hábitos y reglas sociales, en las busca cariño y protección y que le ayudan a hacerse autónomo.

Según la ciencia, existen cuatro estilos de paternidad principales en los que se puede clasificar a todos los padres (y madres) y que sirven también para medir el nivel de afecto y el de exigencia que se tiene con los hijos. Aunque los expertos señalan también que son únicamente una referencia y que un mismo padre puede pasar por diferentes estilos de paternidad a lo largo de su vida e, incluso, variarlos dependiendo de cada hijo o de la etapa evolutiva por la que éste pase.

Entre otras, la prestigiosa Asociación Americana de Psicología (APA) que desarrolla desde el 2001 el programa ACT Raising Safe Kids (Criar a los niños con seguridad) establece la siguiente división:

Padres autoritarios

Sus características principales:

– Son padres inflexibles, exigentes y severos cuando se trata de controlar el comportamiento.

– Imponen muchas reglas y exigen obediencia y autoridad.

– Son rígidos y no saben comunicarse bien.

– Ponen límites “porque sí” sin mediar explicaciones.

– Están a favor del castigo como forma de controlar el comportamiento de sus hijos. 

– En este tipo de paternidad existen muchas reglas y poco amor y afecto.

Según la APA los niños criados por padres autoritarios tienden a ser impulsivos y muy irritables porque éste es el ejemplo que ven en casa. Se caracterizan además por ser reservados, retraídos, tímidos y muy pasivos. Suelen tener la autoestima muy baja y no aprenden a tomar decisiones porque que se les enseña desde pequeños que ellos no pueden opinar, solo obedecer. Además, pueden convertirse en adultos tiranos y autoritarios al estilo de su progenitor.

Padres democráticos

– Son aquellos que ofrecen cariño y apoyo a sus hijos pero que al mismo tiempo establecen límites firmes.

– Intentan moldear el comportamiento de sus hijos a través de reglas bien explicadas, de diálogo y de razonamiento.

– Utilizan estímulos y no castigos.

– Son asertivos y saben escuchar la opinión de sus hijos aunque puedan no compartirla.

Sus hijos tienden a ser amistosos, cariñosos, autónomos y con un nivel alto de autoestima. Defienden sus propios derechos pero a la vez son responsables, respetan a los demás y saben hasta donde pueden llegar sus límites. Tienen buenas habilidades para relacionarse con su entorno.

Padres permisivos

Se caracterizan por:

– Son padres muy cariñosos pero a la vez relajados y que no saben establecer límites firmes.

– No tienen autoridad.

Dicen que sí todo el tiempo y dejan que sus hijos ‘tomen el poder’.

– No controlan de cerca las actividades de sus hijos ni les exigen un comportamiento adecuado a las situaciones.

¿Qué resultados tiene todo esto? Sus hijos tienden a ser impulsivos, rebeldes, caprichosos y a hacer lo que quieren sin medida y sin responsabilizarse de las consecuencias porque están acostumbrados a que se les dé todo de forma inmediata. Esto puede traer consigo, además, comportamientos agresivos si no consiguen lo que desean. Los expertos explican que estos padres que tratan de igual a igual a sus hijos y buscan su aprobación todo el rato no logran ocupar el lugar que les corresponde. Sus vástagos pueden ser alegres, vitales y con alta autoestima pero a la vez inmaduros y con poca competencia social y empatía.

Padres pasivos o negligentes

Se definen porque son:

– Padres indiferentes, poco accesibles y que tienden al rechazo.

– Prestan poca o nula atención a sus hijos, no conocen sus gustos ni intereses.

.- Nunca están presentes en sus vidas.

Sus hijos tienen muy baja autoestima, poca confianza en sí mismos, poca ambición y buscan, muchas veces, modelos inapropiados a seguir para sustituir a los padres negligentes. Además, suelen tener muchas dificultades para las relaciones sociales.

A los cuatro anteriores podríamos añadir también:

Padres helicópteros o sobreprotectores

– Son aquellos que ‘sobrevuelan’ todo el tiempo sobre sus hijos.

– Todo les da miedo o les pone nerviosos. Viven en un permanente estado de preocupación.

– Protegen a sus hijos minando su autonomía.

Esto provoca que sus hijos tengan una baja autoestima y sean demasiado inseguros, pasivos, dependientes y con poca tolerancia a la frustración. Al igual que a sus padres, todo les asusta por lo que se creen incapaces de hacer nada por ellos mismos y se acostumbran a tener a alguien a su servicio.

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