Nuestros ojos son sencillos desde el punto de vista óptico, un instrumento de tan solo dos lentes –la córnea y el cristalino–, mientras que el objetivo de la cámara de un teléfono móvil puede tener hasta una docena de lentes. Así lo cuenta Pablo Artal, director del Laboratorio de Óptica de la Universidad de Murcia, que junto a su equipo está desarrollando gafas inteligentes para corregir las aberraciones ópticas. “Los ojos, como cualquier sistema óptico, pueden tener defectos que emborronan la imagen”, cuenta Artal.
La miopía, la hipermetropía y el astigmatismo se pueden subsanar con gafas o lentillas, pero hay personas cuyos ojos tienen aberraciones oculares que no pueden ser corregidas y tienen una visión limitada. Por ejemplo, la deformación de la córnea por razones genéticas o una herida pueden emborronar la imagen hasta el punto de que no se pueda corregir ni con lentillas ni con gafas. “Es un problema óptico que necesitamos restaurar para que la imagen sea correcta”, resume Artal. Actualmente no existen tratamientos ni dispositivos para corregir estos defectos ópticos, solo el trasplante de córnea en los casos más extremos.
En este contexto, el equipo de Artal está trabajando en unas gafas inteligentes para corregir las aberraciones oculares, basadas en moduladores espaciales de luz y controlados por el seguimiento de la pupila en tiempo real para adaptarse a las necesidades del ojo. Su prototipo actual funciona, pero no es portable. “Tiene que ser cómodo, estético…”, comenta sobre otras cuestiones más allá del reto científico. Por eso quieren miniaturizar el ordenador que controla estas gafas y colocarlo, por ejemplo, en una de las patillas. Núria Jar
