Una de las enfermedades más recurrentes en los pequeños de la casa, que se repite cada año en España por estas fechas, son los resfriados en sus múltiples versiones (pueden estar provocados por más de 200 virus diferentes, aunque el más común es el rinovirus). Con septiembre llega la vuelta al cole, el reencuentro con todos los compañeros del colegio, y con todo ello los inevitables contagios que tanto preocupan a los padres.
Con el objetivo de mantener a nuestros niños fuertes frente a los resfriados, fortaleciendo su sistema inmunitario con la alimentación y los hábitos más apropiados, 20minutos entrevista al doctor Guillermo José Sada Castillo, especialista en endocrinología y nutrición, y portavoz de Lanier Pharma. A continuación, desgranamos todas y cada una de sus recomendaciones.
La importancia de la dieta para el sistema inmunitario
Con el propósito de mantener alejados los temibles resfriados que siempre aparecen con la vuelta al cole, el doctor Sada recomienda seguir una dieta equilibrada, basada en la alimentación saludable y variada. Pero, ¿en qué debe consistir esa dieta?
“De acuerdo con su edad y proceso de crecimiento, a los niños y adolescentes debemos ofrecerles todos los nutrientes necesarios que garanticen su equilibrio interno. Yo destacaría, por encima de todo, el aporte de productos con vitamina A (hortalizas de hoja verde como espinacas o brócoli, y de color naranja como zanahorias, calabaza o batatas). Todos ellos reducen el impacto de las infecciones, las debilitan.
En segundo lugar, hay que tener muy presentes los alimentos que contienen vitamina C, capaz de regular la respuesta inmunitaria. Los más importantes son los cítricos (naranjas, limones), pero también las fresas, los kiwis, tomates y pimientos verdes y rojos. Como complemento perfecto, añadiría para finalizar los alimentos con aporte de vitamina D, esa que fortalece la salud ósea, y que se encuentra en el bonito fresco, caballa, sardinas, boquerones…”.
La importancia de los probióticos
Los probióticos son microorganismos vivos que, consumidos en cantidades adecuadas, proporcionan beneficios a la salud por equilibrar la flora intestinal. “En el desayuno, podemos incorporar yogur natural o yogur griego, que mejora el proceso intestinal y produce nutrientes valiosos para el sistema inmunitario de los más pequeños de la casa. Para que no resulte aburrido, podemos añadirle frutos rojos que lo harán más atractivo”, comenta el doctor.
Por otra parte, en este contexto merecen mención especial los encurtidos, productos sometidos a una solución salina que pueden fermentar por sí solos o con ayuda de microorganismos que se convierten en grandes probióticos naturales. Los pepinillos en particular, y los encurtidos en general, son un producto muy aconsejable para reforzar las defensas, de la misma manera que lo es el queso crudo.
¿Inmunidad natural o inmunidad artificial?
Como explica el experto, “la inmunidad se puede adquirir de dos formas: natural o artificial. Ambas formas de inmunidad son importantes para la salud de los pequeños y de la población en general, ya que contribuyen a prevenir y controlar las enfermedades infecciosas. Este fenómeno se conoce como inmunidad colectiva o de rebaño, y se alcanza cuando un porcentaje elevado de la población está vacunado o inmunizado”.
“La inmunidad natural se produce cuando el niño se contagia de una enfermedad y su organismo produce anticuerpos específicos que le protegen de futuras infecciones por el mismo patógeno.
La inmunidad artificial se consigue cuando el niño recibe una vacuna que contiene una versión atenuada o inactivada del microorganismo causante de la enfermedad, lo que estimula la producción de anticuerpos sin provocar la enfermedad. También contamos con la ayuda de los suplementos naturales para mejorar las defensas de nuestros hijos”.
Hoy en día hay suplementos específicos para mejorar la inmunidad infantil muy eficaces y seguros. Para ello “hay que elegir siempre suplementos fabricados por laboratorios farmacéuticos que cumplan con los estándares sanitarios y de calidad exigidos por la Unión Europea como Lanier Pharma. Aun así, se recomienda siempre consultar con el pediatra antes de suministrar cualquier suplemento”.
El (buen) sueño refuerza las defensas
Que los niños duerman lo suficiente es esencial para mantener una buena salud física y mental, ya que su carencia puede provocar irritabilidad, debilidad o dificultad para concentrarse. Los pequeños necesitan entre 10 a 12 horas de sueño diario ininterrumpido; además, debemos evitar que presenten cuadros de estrés, ya que esa situación puede también debilitar las defensas de su organismo.
Establece un horario para acostarle, de acuerdo con su rango de crecimiento. Tras el regreso de las vacaciones, el horario de sueño suele verse alterado por los viajes y actividades al aire libre. Es necesario establecer nuevamente una rutina, donde los niños vayan adaptándose a un orden y unos horarios más ‘tranquilos’.
Vigilar los cambios bruscos de temperatura y hacer ejercicio
En la escuela, es muy frecuente que los pequeños contraigan resfriados y, si bien no lo podemos evitar al 100 por cien, sí podemos minimizar las probabilidades. Según consejos del experto, “procura vestirlos con prendas delgadas de algodón y abrigarlos de forma gradual, conforme vaya cambiando el clima. Asegura además una adecuada ventilación de la casa, ya que el aire renovado evita la concentración de virus en el ambiente”.
Por lo que respecta a la recomendación de que practiquen algún tipo de deporte, es importante que los padres estemos pendientes de que esta premisa se cumpla, y si es al aire libre, mucho mejor. Realizar alguna actividad en exteriores es un excelente hábito, puesto que una de las principales fuentes de vitamina D procede del sol, y juega un papel básico en el sistema nervioso, muscular e inmunitario. “Unos niveles bajos de vitamina D están relacionados con las enfermedades autoinmunes y los trastornos inflamatorios intestinales”, dice el doctor Sada.
Para finalizar, el experto aconseja evitar el uso desproporcionado de antibióticos: “está demostrado que el uso de antibióticos afecta a la microbiota intestinal y relacionado con un mayor riesgo de patologías autoinmunes, como son la enfermedad inflamatoria intestinal, el asma o la obesidad”.
