Precalentar el horno a 200ºC con calor arriba y abajo. Preparar un recipiente refractario de unos 10-15 cm de diámetro, tipo sartén de hierro o cazuelas de barro. Se pueden usar más pequeñas y dividir en dos o tres unidades.
Lavar, secar y preparar la fruta, retirando el rabito de las fresas y troceándolas en piezas peñas. Mezclar con los arándanos en el recipiente, y añadir 1 cucharada de zumo de la naranja, y un poco de ralladura.
Mezclar en otro recipiente los copos de avena, las almendras, la mantequilla de cacahuete, el sirope de dátil y una buena pizca de canela molida y/o vainilla. Apretujar con un tenedor o con los dedos para integrar todo; añadir leche o bebida vegetal poquito a poco, mezclando, para conseguir una textura de migas húmedas.
Cubrir la fruta con esta combinación, apretando si se desea un acabado más homogéneo. No hace falta añadir toda la cobertura si se prefiere dar más prioridad a la fruta; al gusto. Espolvorear con más canela y hornear hasta que esté muy dorada y crujiente, con la fruta hirviendo a borbotones. Podríamos necesitar un poco más de treinta minutos, según el horno.