Todos hemos escuchado decir que si no hay un sacrificio no se consigue el beneficio, sobre todo aplicado en el entrenamiento físico. Esto en parte es bastante cierto, ya que hay que ser estricto y entrenar con intensidad si se quiere lograr un buen estado de forma. Lo que no hay que olvidar, es que el dolor y las molestias se pueden confundir y a veces no sabemos cuándo es mejor para tomarse un respiro.
Molestias vs Dolor
Entrenar es duro y el dolor se vincula con estar haciendo ejercicio a una intensidad elevada, lo cual va a repercutir de manera positiva en los resultados. Esto es cierto en parte, ya que no todos los dolores se deben a un esfuerzo controlado, sino que hay unos que indican que hay parar el entrenamiento desde que existe el riesgo de una lesión.
Al entrenar hay que sentir dolor. Pero esto es muy radical, lo que en realidad queremos decir, es que el entrenamiento intenso provoca molestias y a veces suelen ser intensas en articulaciones y músculos, debido al esfuerzo al que se han sometido durante el ejercicio.
Estas molestias pueden llegar a ser muy agudas. Por ejemplo cuando se realiza un entrenamiento y en la última repetición sientes que ya no puedes y duele mucho, entonces hay que parar. Pero es un dolor muscular debido a un esfuerzo, lo que podríamos llamar como molesto, en el sentido que es un dolor controlado.
Por dolor entendemos el aviso del cuerpo de que realmente hay que parar de hacer ejercicio. Ese dolor que se acompaña de un dolor atronador. Puede ser en músculos y articulaciones, así como ligamentos, tendones y otras estructuras que están participando en el ejercicio. Pero eso no quiere decir que el ejercicio se está ejecutando bien.
Se puede llegar a entrenar de forma intensa y tener agujetas leves, o bien, entrenar de forma incorrecta y llegar a casa destrozado sin lograr un entrenamiento intenso. Así que la diferencia entre dolor y molestia, es cuando podamos seguir entrenando con menor riesgo de lesión.
En conclusión, una buena fórmula para evitar dolores que pueden dar lugar a lesiones, es con una buena progresión cuidando la técnica en todo momento y elegir los pesos adecuados. Además, respetar las horas de sueño, cuidar la alimentación, tener días de descanso y entrenar concentrados para ayudar a que el entrenamiento sea intenso, provocando molestias, pero sin que llegue a una lesión que te obligue a permanecer quieto sin poder entrenar a un buen nivel.
Imagen: expansion