Cuidado con los langostinos esta Navidad: esta es la costumbre que no debes hacer según los urólogos

En España, la Navidad es una época de reencuentros familiares, tradiciones arraigadas y, sobre todo, buena comida. Entre los manjares más destacados que adornan las mesas españolas durante estas fechas, el marisco ocupa un lugar privilegiado. En muchas casa el marisco se convierte en un protagonista indiscutible de las cenas y comidas navideñas. Incluir marisco en el menú navideño no solo tiene que ver con el sabor o la tradición, sino también con la simbología. Además, es un producto que suele ser del gusto de todos los comensales, lo que lo convierte en una opción segura y apreciada.

Y si hay una estrella dentro del marisco, ese es el langostino, pero ojo, porque puede tener riesgos para la salud, especialmente en una de las formas en que disfrutamos de él. Aunque chupar la cabeza de gambas y langostinos es un gesto casi instintivo en muchas comidas, esta costumbre, tiene posibles riesgos para la salud.

¿Y por qué lo hacemos? El jugo que se encuentra en la cabeza de estos crustáceos contiene una mezcla de líquidos internos, órganos y a menudo el contenido del tracto digestivo, que es lo que le otorga ese sabor tan característico. Para los comensales más experimentados, chupar la cabeza es el auténtico broche final que redondea la experiencia de degustar una gamba o un langostino. Sin embargo, esa concentración de sabores también esconde una concentración de elementos no tan apetitosos.

Pero lo cierto es que puede tener consecuencias para la salud, según explica una experta.

Los riesgos para la salud

Milagros Vázquez, directora del laboratorio SGS Portugal, pone el foco en una cuestión de salud muy importante relacionada con el consumo de marisco: la presencia de sulfitos. Estas sustancias derivadas del azufre que suelen utilizarse como conservantes y para evitar el ennegrecimiento, pero que deben ajustarse a unos límites para cumplir la normativa vigente, ya que un exceso de sulfitos puede tener consecuencias adversas en el organismo, especialmente en personas que tengan alergias o problemas respiratorios.

La experta analizó cuatro muestras distintas de langostinos que se venden en España, y la conclusión fue que tres de ellas cumplían la normativa de límite de sulfitos, pero una no. “Detectamos 173 miligramos por kilo, cuando le correspondería un nivel de 150 miligramos kilo”, explica a La Sexta sobre esos langostinos importados desde Ecuador. Por ello, es conveniente asegurarnos de que adquirimos el marisco en un lugar de confianza cuyos productos cumplan con las normas alimentarias.

En lo que respecta a las cabezas de gambas y langostinos, son la parte más problemática de estos mariscos, ya que no solo concentran una mayor cantidad de sulfitos, sino también cadmio, un metal que puede acumularse en los riñones y el hígado, causando daños al organismo. Por ello, chupar las cabezas es una práctica poco recomendable, siendo preferible desecharlas.

En España, la Navidad es una época de reencuentros familiares, tradiciones arraigadas y, sobre todo, buena comida. Entre los manjares más destacados que adornan las mesas españolas durante estas fechas, el marisco ocupa un lugar privilegiado. En muchas casa el marisco se convierte en un protagonista indiscutible de las cenas y comidas navideñas. Incluir marisco en el menú navideño no solo tiene que ver con el sabor o la tradición, sino también con la simbología. Además, es un producto que suele ser del gusto de todos los comensales, lo que lo convierte en una opción segura y apreciada.

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