Por Antoni Trilla, epidemiólogo
La invasión de Ucrania no tiene justificación. La guerra debe cesar inmediatamente, antes de que cause más daños. Como en todo conflicto bélico, la amenaza y las consecuencias para la salud son numerosas y graves. La más evidente es la derivada de las muertes y heridas directamente relacionadas con la guerra. El sistema sanitario de Ucrania está colapsado. No hay suministros, no hay oxígeno, no hay tratamientos. Los corredores humanitarios no existen y
la ayuda sanitaria internacional tiene enormes dificultades en llegar allí donde es necesaria. El Derecho Internacional Humanitario protege al personal e instalaciones sanitarias en las zonas de conflicto. A pesar de ello, la OMS ha verificado 16 ataques a hospitales o centros sanitarios en Ucrania.
Desde enero del 2022, Ucrania sufre su quinta ola de covid, por la variante ómicron, con una media de 26.000 casos diarios. El total de casos hasta ahora supera los 4,4 millones, con más de 100.000 muertes registradas oficialmente. A finales de febrero del 2022. Ucrania había vacunado (pauta completa) a menos del 36% de su población: el país con la tasa de vacunación más baja de Europa. La causa principal: la reticencia de la población a vacunarse, por desconfianza hacia las autoridades y el sistema sanitario. En el año 2019 Ucrania registró una gran epidemia de sarampión, con casi 60.000 casos. En octubre del 2020 Ucrania registró un brote de poliomielitis (22 casos), 19 años después que la región europea fuese oficialmente declarada libre de polio. En el año 2021, menos del 80% de los niños estaban correctamente vacunados contra la polio en Ucrania. De nuevo, la reticencia a la vacunación es la causa principal, amplificada por la desinformación antivacunas difundida en las redes sociales. En febrero del 2022 se inició una campaña masiva de vacunación contra la polio, que tuvo que detenerse por la guerra tres semanas después.
Cualquier desplazamiento de centenares de miles de personas (incluyendo niños) y su alojamiento temporal en refugios masificados, especialmente si estos no reúnen buenas condiciones higiénicas, favorece la transmisión de enfermedades infecciosas. Los virus aprovecharan cualquier oportunidad para diseminarse. Unicef está desplegando sus centros “punto azul” (logo de la organización) para proporcionar ayuda a los refugiados. En ellos se ofrece la vacunación frente al sarampión y la polio. La guerra es cruel. La polio, el sarampión y la covid también lo son.
Las condiciones actuales en Ucrania son las peores
imaginables. Todos aquellos que tratan de escapar del horror necesitan nuestra ayuda. En Catalunya disponemos de un protocolo de vacunación específico para estas personas desplazadas. A las lecciones aprendidas de la covid
deberíamos añadir que el cumplimiento del derecho internacional no es opcional. Hay que conseguir que todos
podamos vivir en paz, en un mundo más seguro y con mejor salud. Las condiciones en el país son las peores imaginables; los que tratan de escapar del horror necesitan nuestra ayuda.