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Para mantener un corazón fuerte y sano, la clave está en cenar de forma saludable y prestar atención a lo que ponemos en el plato. Sin embargo, después de un largo día, es común caer en la tentación de soluciones rápidas que no siempre son las mejores para la salud cardiovascular. A menudo, las cenas se convierten en el momento para relajarse y disfrutar de una comida más sustanciosa, lo que puede llevar a errores en la elección de los alimentos.
El cardiólogo Alan Rozanski, profesor de medicina en la Icahn School of Medicine en Mount Sinai, ha hecho hincapié en que “la calidad de los alimentos que eliges para cenar afectan significativamente a tu salud cardiaca”. En una entrevista concedida a la revista Parade, este experto ha afirmado que las cenas ricas en carbohidratos refinados y proteínas altamente procesadas pueden desencadenar una serie de problemas, como la hipertensión, el aumento del colesterol, y la inflamación crónica, todos ellos factores que elevan el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Además, este tipo de alimentos también puede interferir en el sueño.
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J. García González
Para quienes buscan mejorar la calidad de sus cenas, Rozanski recomienda centrarse en alimentos integrales, ricos en fibra, vitaminas y antioxidantes. Aunque el pescado, el pollo y otras carnes magras pueden formar parte de una dieta equilibrada, es fundamental evitar ciertos productos que, aunque parezcan saludables, pueden dañar la salud cardiovascular.
El alimento que nunca debes comer en la cena
Entre los alimentos que Rozanski no comería jamás en una cena y recomienda evitar a toda costa están los embutidos, las salchichas los perritos calientes o las carnes procesadas. Sin embargo, lo que ha resultado inesperado para muchos, es que dentro de este último grupo de alimentos el cardiólogo incluye algunas carnes que suelen considerarse saludables, como las preparaciones comerciales de pollo y pavo.
Si bien muchos asocian estas carnes con opciones magras y sanas, Rozanski advierte que los productos ultraprocesados, incluso aquellos a base de pollo o pavo, “tienen un alto contenido de sodio, conservantes como nitratos y nitritos, y otros aditivos diseñados para mejorar el sabor y prolongan su vida útil”. Todo ello, según el cardiólogo, también incrementa el riesgo de padecer enfermedades del corazón y algunos tipos de cáncer, como el colorrectal.
Seis consejos para una dieta cardiosaludable
Para quienes buscan mejorar su alimentación y cuidar de su corazón, el cardiólogo Rozanski ha compartido seis consejos esenciales para una dieta más saludable:
- Incluir fuentes de proteína vegetal: además de consumir pescado y pollo no procesado, es recomendable añadir proteínas vegetales como judías, lentejas o el tofu. Estos alimentos son ricos en fibra y antioxidantes, lo que ayuda a proteger el corazón.
- Llenar la mitad del plato con verduras: incorporar una amplia variedad de verduras, que son bajas en calorías y ricas en nutrientes, puede reducir el riesgo de enfermedades crónicas y mejorar la digestión.
- Optar por granos integrales: sustituir los carbohidratos refinados, como el pan blanco o la pasta normal, por alternativas integrales como la quinoa, el arroz integral o la cebada, proporciona fibra y mejora la regulación del azúcar en sangre.
- Cocinar con grasas saludables: utilizar aceites como el de oliva o aguacate, ricos en grasas monoinsaturadas, en lugar de grasas saturadas o trans, puede ayudar a reducir la inflamación y proteger el corazón.
- Comer lentamente y con atención: la manera en la que comemos también cuenta. Rozanski subraya la importancia de comer despacio y de forma consciente para evitar el sobre consumo de alimentos.
- Añadir una ‘paleta de colores’ en los platos: incluir frutas y verduras de diversos colores aporta una gama amplia de nutrientes y flavonoides que ayudan a proteger contra diferentes enfermedades.
Estos consejos no solo promueven una mejor salud cardiovascular, sino que también pueden mejorar la calidad de vida en general. El cardiólogo enfatiza que hacer pequeños cambios en la cena puede marcar una gran diferencia en la prevención de enfermedades cardíacas, todo sin renunciar al sabor o al disfrute de la comida.
