Hay alimentos que por la gran cantidad de nutrientes que tienen reciben el nombre de superalimentos. Al oír este nombre tendemos a pensar en productos exóticos, como la espirulina, el kale, el açaí o las bayas goji, pero también se pueden considerar como tal, alimentos tan típicos de la cocina de España como las legumbres, el ajo o el aceite de oliva.
No son pocos los productos que usamos en la cocina por su sabor, pero que esconden otras virtudes. El jengibre es muy apreciado por su aroma, también por su sabor picante, pero son sus beneficios y propiedades medicinales los que han convertido a esta raíz en un indispensable de muchas dietas, ya sea tomándolo fresco, seco, en polvo, o en infusión.
Los beneficios del jengibre
La fragancia y sabor característicos del jengibre proviene de sus aceites esenciales, como el gingerol, que también le aporta muchas de sus propiedades beneficiosas para la salud, porque tiene efectos antiinflamatorios y antioxidantes. El jengibre suele usarse para aliviar las náuseas y los vómitos, sobre todo si estos están relacionados con el embarazo.
Se ha demostrado que facilita el vaciado del estómago, lo que alivia en casos de indigestión crónica, favorece la eliminación de bacterias y otros microorganismos intestinales perjudiciales. Es muy útil ante resfriados y gripes, ayuda a reducir el dolor menstrual y contiene minerales que participan en la contracción de músculo y la transmisión del impulso nervioso, lo que lo hace ideal para combatir espasmos y debilidad muscular.
Continúan investigando su capacidad para reducir el riesgo de desarrollar algunos tipos de cáncer, como el colorrectal, así como proteger frente al deterioro cognitivo provocado por la edad.
El jengibre puede favorecer la pérdida de peso, reduciendo la relación cintura cadera y la proporción en cadera en personas con sobrepeso. También se ha estudiado los efectos que tiene sobre el índice de masa corporal, que ayuda a disminuir. Su capacidad para influir en la pérdida de peso se asocia con su potencial para ayudar a aumentar el número de calorías quemadas o reducir la inflamación.
También se ha estudiado su capacidad para reducir los niveles de insulina en sangre y de mejorar varios factores de riesgo de enfermedades cardíacas en personas con diabetes tipo 2, aunque en ambos casos los resultados fueron esperanzadores, son necesarios más estudios que los corroboren.
Cómo preparar una infusión de jengibre
Hay muchas maneras de incluir el jengibre en nuestra alimentación, pero una de las más sencillas es en forma de infusión, que podemos tomar un poco antes de dormir, porque además puede ayudarte a conciliar el sueño, sobre todo cuando son las molestias en el estómago las que nos impiden dormir.
Podemos optar por tomar las infusiones ya preparadas y que incluyen jengibre que podemos encontrar en el mercado, pero hacerla nosotros mismos con jengibre fresco es también una gran idea. El primer paso será pelar y cortar en rodajas la raíz de jengibre, un par por cada taza.
Mientras tanto, ve poniendo agua a calentar al fuego en una cazuela o en un hervidor de agua. Puedes usar el microondas, pero no es lo más recomendable.
Antes de que hierva, añade las rodajas de jengibre y deja que rompa a hervir, apaga el fuego y deja que repose la infusión durante unos minutos, que pueden ser hasta 15. Échala en una taza, colándola para evitar los tropezones, y tómala caliente o deja que se enfríe, en cualquier caso será deliciosa y reconfortante.
Referencias
Anh, N. H., Kim, S. J., Long, N. P., Min, J. E., Yoon, Y. C., Lee, E. G., Kim, M., Kim, T. J., Yang, Y. Y., Son, E. Y., Yoon, S. J., Diem, N. C., Kim, H. M., & Kwon, S. W. (2020). Ginger on Human Health: A Comprehensive Systematic Review of 109 Randomized Controlled Trials. Nutrients, 12(1), 157. https://doi.org/10.3390/nu12010157