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Las latas de fruta en almíbar es un alimento popular en España, especialmente en postres y recetas tradicionales. Este producto se obtiene al sumergir frutas, como melocotones o piñas, en una solución azucarada que facilita su conservación a largo plazo. A menudo se utiliza en la preparación de pasteles, helados y otros productos, gracias a su sabor más dulce y su textura particular. Sin embargo, la pregunta que surge es si esta opción es tan saludable como consumir fruta fresca y si es recomendable comer regularmente.
El proceso de envasado de la fruta en almíbar implica sumergirla en una solución de azúcar y agua, lo que altera su composición nutricional original. Mientras que las frutas frescas son mínimamente procesadas y conservan sus nutrientes en su forma más natural, el almíbar, al añadir azúcar, incrementa el contenido calórico de la fruta, lo que puede afectar la salud si se consume en exceso. Este proceso, al mismo tiempo, modifica el sabor y la textura de las frutas, dándoles un toque más dulce y agradable para algunos consumidores. Sin embargo, la adición de azúcar hace que este producto sea menos saludable que su versión fresca.
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Mónica Millán Valera
El consumo de las latas de frutas en almíbar plantea una preocupación relacionada con la cantidad de azúcares, tanto naturales como añadidos, que contienen. La ciencia recomienda limitar el consumo de azúcares libres, aquellos que no provienen de frutas o verduras frescas, debido a sus efectos negativos sobre la salud. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se sugiere que los azúcares libres no deben representar más del 10% de la ingesta calórica total, y se recomienda reducirlos aún más para obtener beneficios adicionales. En este contexto, las frutas en almíbar, al incorporar grandes cantidades de azúcar, pueden aumentar el riesgo de problemas como la obesidad o la diabetes tipo 2 si se consumen con frecuencia.
El melocotón y la piña en almíbar, más calorías que las frescas
Un aspecto clave que distingue a las frutas en almíbar de las frescas es su aporte calórico. Por ejemplo, el melocotón en almíbar contiene más del doble de azúcares que el melocotón fresco, lo que incrementa su valor energético significativamente. En este sentido, el melocotón en almíbar aporta 90 kcal por cada 100 gramos de porción comestible, mientras que el melocotón fresco solo tiene 38 kcal en la misma cantidad. Este aumento de calorías es directamente proporcional a la cantidad de azúcar añadida durante su proceso de conservación, lo que puede ser contraproducente si se busca un consumo bajo en calorías o se intenta mantener una dieta equilibrada.
A pesar de la mayor cantidad de azúcar, las frutas en almíbar conservan algunos nutrientes esenciales como vitaminas y minerales. Por ejemplo, tanto el melocotón en almíbar como el fresco contienen vitamina C y vitamina A, aunque en menor cantidad en la versión en conserva. De hecho, el melocotón en almíbar ofrece más del doble de la vitamina A presente en la versión fresca, lo que puede ser beneficioso para quienes necesitan incrementar su ingesta de este nutriente. Sin embargo, su contenido en potasio es más bajo que en las frutas frescas, lo que resalta la importancia de equilibrar el consumo de ambos tipos de frutas según las necesidades nutricionales individuales.

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Jorge García González
De igual manera, la piña en almíbar mantiene algunos minerales, como el potasio, aunque el proceso de conservación reduce la cantidad de otros nutrientes, como la bromelina, una enzima que se degrada fácilmente durante el proceso de envasado. El contenido de vitamina C en la piña también disminuye significativamente al ser conservada en almíbar, lo que reduce los beneficios antioxidantes que la fruta fresca puede ofrecer.
Si bien las frutas en almíbar ofrecen algunos beneficios nutricionales, los expertos coinciden en que su consumo debe ser moderado debido al alto contenido de azúcar añadido. Se recomienda priorizar el consumo de frutas frescas o mínimamente procesadas, que mantienen su integridad nutricional y son naturalmente más bajas en calorías y azúcares.