“Con frecuencia, la historia de Malí se ha narrado desde el punto de vista del conflicto político y la violencia; en concreto, el golpe de Estado de 2012 y los 10 meses de ocupación yihadista que siguieron. Pero el pueblo de Malí no ha permitido que su cultura se convirtiera en víctima de la destrucción”. Así presenta Google Arts&Culture la colección MalíMagic, con la que pretende dar a conocer el inmenso legado cultural y patrimonial de un país que lleva años siendo difícil de visitar (situación que ha empeorado con la pandemia), y homenajear a los malienses que preservaron sus valiosos manuscritos de la barbarie. “No fueron museos ni instituciones; fue la gente la que salvó su legado”, subraya Chance Coughenour, director de Programas de Google Arts&Culture y arqueólogo digital. Gracias a ella primero, y a un trabajo de seis años en colaboración con la Unesco e instituciones de este país del Occidente africano después, el mundo entero puede conocer ahora, virtualmente, las maravillas de Malí, divididas en cuatro apartados.
Manuscritos
La mítica Tombuctú y su inmenso tesoro de papel
Se haya viajado o no a Malí, su mítica ciudad de Tombuctú forma parte del imaginario colectivo, con su halo de magia y romanticismo. “Cuando Europa estaba sumida en los tiempos oscuros de la Edad Media, Tombuctú era un centro de educación, ciencia, astronomía”, recuerda Coughenour. Toda esa riqueza ha quedado reflejada en un enorme tesoro de manuscritos, datados, en su mayor parte, entre los siglos XIV y XVI. “Se cree que hay alrededor de 377.000 textos, aunque la cifra real podría ser mucho mayor”, se lee en MalíMagic. Una red de eruditos y bibliotecarios, dirigida por el coleccionista Abdel Kader Haidara, salvó cerca de 350.000 textos, sacándolos secretamente de la ciudad, y llevándolos al sur, a la capital, Bamako, en jeep, canoa y carreta, a menudo escondidos debajo de cajas de frutas y verduras.
Actualmente se encuentran bajo la protección de SAVAMA-DCI, los guardianes de los manuscritos, que se encargan de documentar, digitalizar y mantener las obras supervivientes. El proyecto de Google Arts&Culture recoge más de 40.000 de sus páginas, sobre ciencia, historia, medicina, leyes o geografía. Y diseña con ellas una suerte de caleidoscopio visualmente potentísimo a través del cual conocer su historia. “Un universo de manuscritos”, lo describe Coughenour, en el que el usuario puede ir curioseando texto a texto.
Monumentos
La gran mezquita de Djenné en 3D
Las mezquitas, mausoleos y otros monumentos malienses son de adobe, lo que los deja aún más expuestos a los conflictos, la contaminación y la falta de mantenimiento. Google Arts&Culture cuenta cómo, tras el periodo de ocupación por parte de grupos armados, muchos de los edificios históricos de Tombuctú, como los 16 mausoleos inscritos en la lista del patrimonio mundial desde 1988, fueron destruidos. La Unesco ha movilizado a la comunidad internacional para reconstruir este patrimonio ancestral; de ese esfuerzo de rehacer y preservar dan fe vídeos y fotografías. MalíMagic permite, también, explorar monumentos como la gran mezquita de Djenné, la mayor estructura hecha en adobe del mundo; y disfrutar de otros, como la gran mezquita de Niono, en Street View.
Arte moderno
Los amos del río
“¿Cómo es posible que gente que no sabe nadar se enfrente al mar en barcas rudimentarias? Porque está desesperada”. Adbou Ouologuem reflexiona sobre el fenómeno migratorio frente a su obra Blue Death (muerte azul) en uno de los vídeos que trufan el apartado de arte moderno de MalíMagic. El país está cocinando una notable hornada de artistas, como Abdoulaye Konaté y Mama Famata, de la minoría étnica de los bozo, conocidos como Los amos del río desde su asentamiento a orillas del Níger. Una nueva generación de pintores, escultores y creadores de medios mixtos que beben de la tradición expresiva y colorista de sus ancestros y plasman el desorden y el caos del mundo con su mirada contemporánea. Y reivindicativa. “El día que admitamos que hemos perdido todo en beneficio de otros, ese día podremos empezar a redescubrir quiénes somos”, afirma el pintor Amadou Sanogo.
Música
Navegar por MalíMagic con Fatoumata Diawara como banda sonora
Dice Coughenour que la música es, junto con los manuscritos de Tombuctú, la gran carta de presentación de Malí en el mundo. Canciones y bailes tribales, instrumentos ancestrales y una tradición riquísima que el comercio de esclavos llevó hasta los Estados Unidos, donde se fue convirtiendo en jazz, en blues e incluso en rock.
Entre 2001 y 2012 se celebró en Malí el Festival au Désert (festival en el desierto), en el que participaron grupos de la talla de U2. Unos días después de su última edición, grupos terroristas armados hasta los dientes y combatientes fugados de Libia iniciaron una rebelión contra el Gobierno. Los extremistas ocuparon el norte de Malí, incluida Tombuctú, y prohibieron la música. Surgió entonces el Festival en Exile (que en 2013 tuvo lugar en Nueva York) y la Caravana Cultural por la Paz. Google Arts&Culture ofrece imágenes de archivo, grabaciones, vinilos e historias sobre todo ello. También un cortometraje narrado por el actor estadounidense Morgan Freeman (cuyos antepasados eran oriundos de Tombuctú) y producido por Timbuktu Renaissance, iniciativa que pretende reconstruir el patrimonio de la ciudad y restablecer sus tradicionales eventos culturales.
Coughenour recomienda a los usuarios de MalíMagic que, cuando estén viendo los monumentos o los manuscritos de la colección, escuchen, como banda sonora de su exploración, el álbum Malíba (el gran Malí), que la maliense Fatoumata Diawar —nominada a dos Grammy en 2019— ha creado exclusivamente para este proyecto. Temas en los que canta la historia de su país, en francés, inglés y lengua bambara. “Será una manera magnífica de ambientarse”, recomienda.
“Personas de mi equipo han estado en Malí durante estos años; mi director fue invitado a Bamako, y pudo ver los manuscritos y conocer a las familias que los protegieron”, detalla Coughenour, que no ha tenido esa oportunidad. “Soy arqueólogo, me encanta la historia, y viajar, pero nunca he podido visitar el país”, reconoce. El viaje virtual que ofrece ahora el proyecto de Google Arts&Culture lo ha ayudado a conocerlo mejor, y espera que lo consiga también con el resto de los viajeros que tengan Malí y Tombuctú como destinos pendientes. “No puedes reemplazar las emociones que te despierta el estar físicamente ahí, pero…”.
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