Miguel Ángel Jordán es filólogo, profesor en la Universidad de Valencia y escritor. Entre sus obras, novelas juveniles, como la saga “Erik, Hijo de Arkhelan”, o “Jane, una vida novelada”. Ahora, tras años investigando sobre el ser humano, acaba de publicar “Volver a disfrutar”, un libro de crecimiento personal en el que nos invita a ‘no estropearnos la vida con tonterías’.
Filólogo, experto en la escritora Jane Austen, escritor de libros juveniles y ahora de “Volver a disfrutar”, un libro de crecimiento personal. ¿Cómo has recorrido este camino?
Yo estudié Filología Inglesa porque quería ser profesor de inglés, y una vez en la enseñanza, tengo dos pasiones: la enseñanza en sí misma y la literatura. Y así empecé a escribir literatura juvenil, después hice una novela sobre Jane Austin… y en este proceso de ir investigando sobre las personas a través de las novelas, de leer muchos libros de psicología, de ver muchas conferencias, de compartir tiempo con mis alumnos… Gracias a todo eso, me he visto con bagaje para escribir sobre las personas.
A grandes rasgos, ¿qué vamos a encontrar en él, un manual para aprender a disfrutar de la vida?
En este libro no encontraréis ‘la receta mágica de la felicidad’, porque creo que es un trabajo muy personal. La tesis del libro es que todos tenemos oportunidades maravillosas de disfrutar de la vida y a veces dejamos que se estropee por tonterías, perdemos el punto de vista y nos centramos en cosas negativas cuando en nuestra vida hay muchas cosas positivas. No podemos, por supuesto, olvidarnos de las cosas negativas, pero si nos centramos en ellas, no disfrutaremos de la vida.
Lo que hago en este libro es, primero, profundizar en las personas e invitar a conocernos, y fruto de ese autoconocimiento, intentar trabajar y vivir de modo que nos podamos sentir mejor, para estar mejor con nosotros mismos y con los demás. Por eso, en él hablo de relaciones personales, que se estropean a veces por falta de comunicación, de falta de empatía…, pero también trabajo, porque todos pasamos muchas horas al día en el trabajo y para estar bien en el resto de nuestra vida tenemos que estar bien en el trabajo.
¿A quién diriges este “Volver a disfrutar”?
Es un libro dirigido a un público muy amplio, porque a todos nos interesa estar más felices y llevarnos bien con los demás… Simplemente tienen que ser personas que tengan cierta madurez y experiencia vital como para comprender algunos planteamientos y que tengan ilusión por mejorar. He intentado que sea muy asequible, muy divulgativo…
“En España somos muy ‘disfrutones’ y tenemos la suerte de que el tiempo, el carácter y las costumbres acompañan, pero podemos disfrutar más”
¿Cómo te has documentado?
Es que llevo toda la vida estudiando… yo pensaba que cuando acabara la Universidad iba a dejar de estudiar, pero no ha sido así, y como profesor, he leído mucho de pedagogía, de cómo tratar adolescentes, de gestión de sentimientos… con la finalidad de entender cómo funciona la mente. De ahí que me haya documentado desde con libros clásicos, como “Los siete hábitos de la gente altamente efectiva”, que es como la biblia del crecimiento personal, hasta el último que ha salido de Marian Rojas, “Encuentra tu persona vitamina”… Y muchos artículos académicos, conferencias, charlas TED, novelas…También me ha servido mi experiencia como escritor, que también me ha hecho investigar mucho en la psicología de los personajes.
¿Crees que, en general, disfrutamos poco de la vida?
Hay de todo. Creo que en España somos muy ‘disfrutones’ y tenemos la suerte de que el tiempo, el carácter y las costumbres acompañan, pero podemos disfrutar más, porque a veces nos falta tener una visión más positiva, encontrarle sentido al trabajo, le damos importancia a cosas que en realidad no lo son y descuidamos otras que sí lo son, como las relaciones personales, que creo que son lo más importante en la vida.
Una frase que aparece en el libro es “La vida puede ser maravillosa sino la estropeamos con nuestras tonterías”. ¿Cómo cuáles?
Es algo que nos pasa a todos, incluido a mí, así que soy yo el primero que me intento aplicar lo que digo en el libro. Cosas tan tontas como recibir una pequeña mala noticia, un atasco, el mal tiempo, que pierda nuestro equipo… hacen que nos obcequemos y que no veamos lo bueno que tenemos alrededor. A esas ‘tonterías’ hay que darles su lugar, hacer algo si es preciso, pero no dejar que nos amarguen. Y es que a veces, por ejemplo, somos capaces de estropear nuestras relaciones por nuestro orgullo, por no pedir perdón, por ser muy susceptibles, envidiosos… Nos falta un poquito de reflexión, que es lo que yo recomiendo siempre: el que sea religioso, la oración; el que no la meditación, el mindfulness… Basta con 10 minutos al día para parar, reflexionar, ver qué es importante y qué no, qué nos ha pasado hoy y cómo nos ha afectado… esos 10 minutos nos ayudarán a vivir conscientemente y no por inercia, que ni suele llegar a sitios buenos
“No es fácil, pero todos podemos decidir cómo nos afectan las cosas. La persona que se deja llevar por su exterior está cediendo el control de su vida”
Dicen que la felicidad es un 10% lo que nos pasa y un 90% cómo no tomamos. ¿Estás de acuerdo?
No sé si el porcentaje será ese, pero desde luego que sí. Yo siempre pongo como ejemplo el libro “El Hombre en busca de Sentido”, de Viktor Frankl, que narra la vida de un hombre en un campo de concentración. Sus circunstancias no pueden ser peores, pero él decidió aferrarse a su libertad interior y conseguir que los soldados no le quitaran su dignidad. Si un hombre es capaz de hacer eso en un campo de concentración, qué no podemos hacer nosotros en nuestro día a día. No es fácil, pero nosotros sí podemos decidir cómo nos afectan las cosas, es mi decisión responder con una sonrisa, con perdón… la persona que se deja llevar por su exterior está cediendo el control de su vida.
En el libro insistes en la necesidad de ser amables, de dar al otro… ¿No solemos serlo?
A veces no es con mala intención, es por timidez, inseguridad…, pero no lo somos. Pero es muy fácil, por ejemplo, entrar en un ascensor y dar los buenos días, tratar con amabilidad y dar las gracias a un camarero o dependiente de una tienda… son pequeños detalles que no cuestan nada y hacen la vida más agradable a los demás.
También dices que “simplemente pasamos de los demás”…
Es que a veces, sobre todo en las grandes ciudades, vivimos en modo supervivencia, con mil cosas que hacer… y como con ‘lo mío’ ya tengo bastante, me olvido de mirar alrededor. No es maldad, sino centrarnos demasiado en lo nuestro. Y es una pena, porque creo que precisamente la mejor manera de no ir agobiado en la vida es darte cuenta de que tienes un montón de gente a tu alrededor, a la que puedes y te puede ayudar. Nos falta perspectiva para darnos cuenta de que lo realmente importante en la vida, que son las relaciones personales.
Insistes mucho en el concepto de ‘vivir según nuestros valores y principios y no de las circunstancias’. ¿Por qué?
Sí, es que, dentro de los valores universales que más o menos todos compartimos, como el respeto, la libertad… cada persona tiene unos valores con los que es importante ser coherentes y vivir en función de ellos. Si yo no vivo acorde a unos principios que me ‘limitan’ -de manera voluntaria- todo se convierte en caos y llega un momento que no me reconozco. Por supuesto, aunque tengamos claros cuáles son nuestros principios, a veces nos los saltamos, y es normal. Lo importante es ser consciente de ello y volver a estos principios.
Después de esta incursión de la literatura de crecimiento personal, ¿cómo te planteas tus próximos libros?
Este género no lo quiero dejar porque me enriquece y me gusta mucho, pero tengo la ilusión de escribir una novela para público adulto. Coger alguna de las ideas que planteo en ‘Volver a disfrutar’ y plasmarlas en una historia.
¿Seguirás en la Jane Austin Society?
Sí. Jane Auten cambió mi vida y lo nuestro es un matrimonio para toda la vida. Fue una autora muy adelantada a su tiempo y tiene una visión muy profunda del ser humano. Cuando leo sus novelas, todavía aprendo mucho. Estar en ella me ayuda, además, a conocer a gente muy interesante.