¿Pescado blanco o azul? El nutricionista Pablo Ojeda aclara cuál es su principal diferencia

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El pescado es uno de los alimentos más nutritivos y versátiles que podemos encontrar en la dieta mediterránea. Tanto el pescado blanco como el pescado azul ofrecen una gran cantidad de beneficios para la salud y forman parte de los menús más equilibrados. Sin embargo, no siempre sabemos identificar sus diferencias o cuándo es mejor consumir uno u otro.

En cuanto a las propiedades nutricionales, tanto el pescado blanco como el azul son ricos en proteínas de alta calidad, así como en minerales y vitaminas. Los pescados blancos son menos calóricos y más fáciles de digerir, lo que los hace ideales para dietas bajas en grasa. Por su parte, los pescados azules destacan por su aporte de vitaminas liposolubles y su contenido en ácidos grasos esenciales que ayudan a regular el colesterol.

Una forma de distinguir visualmente estos dos tipos de pescado es fijarse en la forma de la cola. Los blancos, como la merluza, el lenguado o el bacalao, presentan una cola más redondeada y plana, mientras que los azules, como la sardina, el atún o el salmón, tienen una cola en forma de flecha, que les permite moverse con mayor rapidez por el agua.

¿Pescado blanco o azul?

El reconocido nutricionista Pablo Ojeda señaló, en una de sus últimas intervenciones en el programa Más vale tarde de La Sexta, que la principal diferencia radica en el contenido graso de cada tipo de pescado, aunque lo ideal es incorporar ambos tipos de pescado en nuestra alimentación para disfrutar de una dieta variada y rica en nutrientes que beneficiará nuestra salud a largo plazo.

Según sus palabras, “el pescado azul es aquel que, por cada 100 gramos, el 5% aproximadamente es grasa. Mientras que el pescado blanco, en torno al 2% es grasa”. Este aspecto es clave al hablar de los ácidos grasos esenciales, ya que los pescados azules son una fuente importante de omega 3, beneficioso para la salud cardiovascular.

Los pescados blancos suelen habitar en aguas más profundas y son más sedentarios. Esto significa que no requieren tanta energía para moverse y, por tanto, no necesitan acumular grandes cantidades de grasa en sus cuerpos. Por otro lado, los pescados azules son especies más activas que recorren largas distancias en el mar, lo que les obliga a almacenar más grasa para mantenerse enérgicos durante sus migraciones.

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