Baste recordar que en 2020 murieron 119.853 personas por problemas cardiovasculares, lo que supuso el 24,3 % de los fallecimientos totales, un porcentaje que supone la primera causa de muerte, por encima del cáncer.
En su opinión este dato tiene que hacer reflexionar a toda la sociedad y se necesita un mayor esfuerzo e inversión de recursos públicos en prevención y especialmente en promoción de la salud cardiovascular, comenzando por los niños y en las escuelas.
«Hay que realizar actividades desde la infancia, porque no se puede esperar o poner el foco en factores de riesgo cuando ya han aparecido pero que venían arrastrándose de años atrás (colesterol, tensión alta…)», ha declarado en una entrevista a EFEsalud.
Por ello defiende que hay que promover y promocionar desde la infancia hábitos cardiovasculares saludables (ejercicio, alimentación) con actuaciones precoces e insistir en que hay que evitar los hábitos tóxicos (tabaco, alcohol…) para reducir la carga y la aparición de dolencias que afectan al corazón.
Salud cardiovascular: impacto Covid
En cuanto a la huella de la Covid en las dolencias cardiovasculares ha referido que ha afectado muy negativamente, especialmente en los meses más duros de la pandemia.
Los datos «evidencian que la actividad en intervenciones y consultas bajó entre un 30 y 40 por ciento en esos meses», porque los pacientes no iban al hospital por miedo y hubo más tasa de mortalidad en esa fase, «pero ya hemos recuperado la actividad normal».
Íñiguez, que fue presidente de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) entre 2015 y 2017, se ha mostrado partidario de que las sociedades científicas cuenten con el mismo estatus legal que los colegios médicos.
Porque a nivel institucional, explica, los colegios de médicos representan a los profesionales desde el punto de vista laboral y corporativo, pero las sociedades los representan desde el ámbito del conocimiento y «si uno quiere velar por tener una asistencia de calidad, y basada en criterios científicos, nadie más cualificado que las sociedades científicas».
En un apunte aparte, y al hilo de la polémica suscitada con el etiquetado del vino en la Unión Europea, el presidente de la FEC no ha dudado en afirmar que está demostrado que el exceso en el consumo de alcohol es muy perjudicial no solo para el corazón sino también para otros órganos, «pero nadie ha demostrado y no hay ningún estudio que avale que una cantidad razonable de vino, como una copa a la hora de la comida, sea perjudicial para la salud».
Así ha remarcado que una copa al día, por lo tanto, no es perjudicial, siempre que sea de alcohol de baja graduación.
Salud cardiovascular: regalar vida al corazón
En su página web la Fundación Española del Corazón explica siete estrategias «para regalar vida» a nuestro corazón en 2022.
– Controlar los factores de riesgo
Casi el 60 % de los españoles tiene dos o más factores de riesgo cardiovascular, lo que multiplica exponencialmente las posibilidades de sufrir una enfermedad cardiaca. La falta de sueño, que afecta al 36,2 % de la población, y el sobrepeso, que padece el 33,8 %, son los más frecuentes, pero no los únicos.
La hipertensión, la hipercolesterolemia, la diabetes, la obesidad, el sedentarismo, el estrés y el tabaquismo también se dan en altos porcentajes, y controlarlos resulta clave para evitar que la enfermedad cardiaca aparezca.
– Dejar de fumar
Según la OMS, alrededor de 8 millones de personas fallecen cada año a causa del tabaco. Por eso, dejar de fumar es una decisión imprescindible para ganar salud.
El organismo disfruta de algunos de los beneficios de abandonar el tabaco incluso al poco tiempo de apagar el último cigarrillo: durante las 12 horas posteriores al consumo de un cigarrillo, los niveles de monóxido de carbono y de nicotina bajan y los pulmones y el corazón comienzan a reparar el daño causado por el humo.
– Ejercicio y más ejercicio
El ejercicio físico es, junto a una saludable alimentación, la mejor manera de mantener en forma nuestra salud cardiovascular. No solo para prevenir las enfermedades cardiacas, sino también para mejorar la calidad de vida de quienes ya las padecen.
A nivel cardiaco aumentan tanto la fuerza con la que se contrae el corazón como la frecuencia cardiaca y esto, unido al incremento de la frecuencia cardiaca, sirve para elevar el volumen de sangre que circula por el organismo en un minuto.
La OMS recomienda realizar actividades físicas aeróbicas moderadas durante al menos 150 a 300 minutos a la semana, o actividades físicas aeróbicas intensas durante al menos 75 a 150 minutos semanales.
– Dieta mediterránea
Una alimentación que consista en el consumo de frutas, verduras, legumbres y cereales integrales, evitando en lo posible tanto azúcares libres como grasas trans y limitando la ingesta de grasas saturadas en favor de las no saturadas, presentes en pescados, aguacates, frutos secos y aceite de oliva, es un regalo para el corazón.
Es la base de la dieta mediterránea, que ayuda a controlar hipertensión, diabetes mellitus, obesidad y niveles elevados de colesterol.
– La importancia del descanso
Dormir lo que necesitamos es esencial. Así lo desveló un estudio publicado en European Journal of Preventive Cardiology , donde se concluye que aquellas personas que, además de llevar unos hábitos de vida saludables como realizar actividad física de forma regular, mantener una alimentación equilibrada, moderar el consumo de alcohol y no fumar, dormir un mínimo de siete horas al día, reducen hasta en un 65 por ciento el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.
El mismo estudio estimó que en esas personas el riesgo de morir por enfermedad cardiovascular se reduce un 83 % en comparación con aquellas personas que no siguen ningún hábito de vida saludable.
– Azúcar en equilibrio
La diabetes es un importante factor de riesgo cardiovascular que sigue creciendo. Para prevenirla es esencial controlar las cifras de glucosa en sangre.
La obesidad y el sedentarismo son los principales causantes de la diabetes: entre un 50 y un 80 % de los diabéticos tienen obesidad, y la razón es que, al acumular grasa que se reparte alrededor de los órganos, esta hace que disminuya la secreción de insulina en el hígado y que los tejidos sean más resistentes a ella.
– Reducir el consumo de grasas trans
Si las grasas trans, que se encuentran principalmente en productos procesados como galletas, bollería industrial, alimentos precocinados, snacks, helados, cremas y batidos, se consumen en grandes cantidades pueden afectar negativamente a nuestro organismo, en especial a la salud cardiovascular.
La razón es que aumentan los niveles de colesterol total, los niveles de triglicéridos en sangre y la inflamación.