La lista de pseudoterapias es tan diversa como peligrosa. Desde la angeloterapia a la biopuntura, pasando por la iriogenética, la ozonoterapia, el péndulo hebreo, el reiki, la reinformación celular y así hasta la sonoterapia y la homeopatía, completan una lista de más de 70 prácticas que se ofrecen hoy en día como actos médicos sin haber demostrado científicamente su efectividad
Todas ellas están recogidas por la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas (APETP), entidad que recientemente ha lanzado un manifiesto europeo en contra de las mismas para que la Unión Europea cambie sus leyes al respecto y las prohíba o tipifique «porque matan a miles de personas».
«Y las matan con nombres y apellidos, Como Francesco Bonifaz, de 7 años, a quien su médico le dio homeopatía en lugar de antibióticos. Murió en Italia. Como Mario Rodríguez, de 21 años, que fue tratado con vitaminas para su cáncer. Murió en España. Como Jacqueline Alderslade, de 55 años, cuyo homeópata le dijo que dejara su medicación para el asma. Murió en Irlanda o como Cameron Ayres, de 6 meses, cuyos padres no quisieron darle “medicina científica”. Murió en Inglaterra…»
Pseudoterapias: las razones de su peligro
Las pseudoterapias, añade la citada asociación, muchas de ellas pseudocientíficas y conocidas también como ‘terapias alternativas‘, ‘complementarias‘ o ‘integrativas‘, representan un gran peligro por varias razones:
- Existe el riesgo de que los pacientes abandonen terapias efectivas por prácticas que carecen de valor curativo, y esto puede ocasionar graves problemas de salud e incluso la muerte.
- Independientemente del abandono de tratamiento, algunas pseudoterapias pueden tener efectos negativos sobre la salud.
- Suelen producir daños económicos o morales en los pacientes.
Para entender en profundidad qué es una pseudoterapia, explican desde la asociación, primero hay que entender cuándo podemos considerar que una terapia ha sido científicamente validada.
La palabra ‘ciencia’ proviene del latín y significa ‘conocimiento’, pero a la ciencia no le vale cualquier tipo de conocimiento.
En ciencia sólo es aceptado lo que podemos confirmar mediante evidencias científicas, un tipo especial de evidencia que se obtiene mediante el uso de un método fiable de estudio al que denominamos método científico.
«Desde un punto de vista científico no pueden ser consideradas como creencias al mismo nivel de fiabilidad la creencia basada en evidencia científica acerca de la estructura de la penicilina; una creencia informal, basada en evidencia interpretativa o informal respecto al argumento futuro de una serie de televisión; o la creencia en las hadas, que no está basada en ningún tipo de evidencia.»
El peligro de caer acecha a todo el mundo
Todos somos susceptibles de caer en una psicoterapia, afirma a EFEsalud Mati Matarredona, psicóloga y miembro de la APETP, porque cuando alguien está enfermo se suman dos circunstancias personales muy potentes que son aprovechadas por los «estafadores» : la extrema vulnerabilidad y una gran incertidumbre sobre el futuro.
En España, la homeopatía, el dióxido de cloro en todas sus vertientes y la osteopatía (esta última en un limbo legal) son las pseudociencias más demandadas, de acuerdo con Matarredona, que señala fuertes intereses industriales, en el caso de la homeopatía, en toda Europa.
No obstante en España, la homeopatía como enseñanza ha sido sacada de las Universidades, y en el Reino Unido del servicio de salud pública, mientras que en Francia el tema está en estudio.
La APETP se fundó en 2015 a raíz de la muerte de Mario Rodríguez, quien falleció por una leucemia cuando tenía 21 años y tras abandonar la quimioterapia por unos remedios que le recomendó José Ramón Llorente, quien se presentaba como especialista en medicina naturalista y ortomolecular.
El padre del joven consiguió sentar al curandero en el banquillo por intrusismo y homicidio, pero José Ramón Llorente salió absuelto al considerar el juez que las decisiones últimas relativas al tratamiento, acertadas o no, «fueron adoptadas de forma libre y consciente por el propio joven» y porque no se podía «ponderar» hasta qué punto el retraso en su tratamiento provocó su muerte.
Es por ello que esta asociación, que preside la doctora en Biomedicina Elena Campos Sánchez y cuenta con 300 miembros, persigue que la ley tipifique las pseudoterapias, así como las sustancias que utilizan y los servicios que prestan.
En su manifiesto explican que existe la creencia de que hay un conflicto entre la libertad de elección de un tratamiento médico y la eliminación de pseudoterapias, «pero no es cierto».
Y señalan que mentir a los enfermos para venderles productos inservibles que pueden matarlos incumple el derecho de los ciudadanos a recibir información veraz sobre su salud.