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En el mundo de la nutrición, existen dietas de todo tipo que prometen resultados sorprendentes. Desde la popular dieta mediterránea, reconocida por sus beneficios cardiovasculares, hasta otras que se basan en el consumo de alimentos naturales y sin procesar. Entre las más recientes se encuentran las dietas bajas en carbohidratos, como la Dukan o la Atkins, que proponen limitar drásticamente la ingesta de azúcares y harinas, enfocándose en proteínas y grasas. Cada una de estas dietas tiene su base científica y, a menudo, se presentan como la solución definitiva para perder peso o mejorar la salud.
Sin embargo, ninguna dieta está exenta de críticas. Los expertos señalan que muchas de estas prácticas alimenticias pueden tener efectos negativos si no se adaptan correctamente a las necesidades individuales. Algunos nutricionistas apuntan, por ejemplo, que la eliminación de grupos enteros de alimentos puede generar déficits nutricionales y afectar la relación con la comida. Un caso que ha generado especial controversia en los últimos años es el de la dieta cetogénica que, a pesar de sus defensores, ha generado preocupaciones sobre su impacto a largo plazo.
@jordiwild Esta es la dieta que no le recomendaría a nadie… #nutricionista #keto #dieta ♬ sonido original – The Wild Project
El nutricionista Roberto Vidal, en su participación en el podcast The Wild Project con Jordi Wild, ha hablado sobre esta dieta en particular y ha dejado claro que, aunque tiene beneficios puntuales, no es algo que él recomendaría. “La primera vez que estudié la dieta cetogénica me flipó. Lo que busca es que estés en un estado de cetosis”, ha explicado Vidal, refiriéndose al proceso mediante el cual el cuerpo, al no recibir suficientes carbohidratos, comienza a utilizar las grasas como su principal fuente de energía.
Este estado metabólico, según algunos estudios, puede favorecer la pérdida de peso y mejorar la sensibilidad a la insulina, lo que la ha convertido en una opción atractiva para muchos. Pero a pesar de estos beneficios, Vidal es claro al afirmar que no recomienda esta dieta de forma generalizada. “Yo no se lo recomendaría a nadie porque el riesgo-beneficio no me interesa”, ha comentado durante la charla.
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Para él, el problema principal radica en lo restrictiva que es la dieta cetogénica, que limita el consumo de carbohidratos. Esta rigidez puede generar problemas a nivel social y emocional, un aspecto que Vidal considera crucial en la alimentación. “El limitarte, el generar una limitación hacia un alimento, puede generar mala relación con la comida”, ha alertado Vidal.
En su opinión, una dieta tan estricta puede desencadenar trastornos alimenticios, ya que obliga a la persona a renunciar a eventos familiares o sociales donde la comida es parte central. El simple hecho de no poder disfrutar de una tarta en una celebración puede desencadenar sentimientos de frustración y ansiedad, algo que a largo plazo deteriora la relación con la comida y con el propio cuerpo.
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Otro punto importante que ha destacado Vidal es que los beneficios que ofrece la dieta cetogénica —como el control de la saciedad o la regulación de la insulina— solo se dan en contextos de déficit calórico, es decir, cuando la persona está consumiendo menos calorías de las que gasta. Esto significa que esos mismos resultados podrían lograrse con una dieta equilibrada que no necesite de restricciones tan severas.
Vidal también ha resaltado que, si bien la cetosis puede ser útil en ciertos casos muy específicos, no es una solución mágica para todos. “No me merece la pena que alguien tenga que estar constantemente renunciando a cosas por mantener esta dieta”, ha comentado.