El 65% de los infectados en la primera ola aún padece disfunciones olfativas

La pérdida total de olfato se asocia a un 4% de los casos, y la del gusto, a un 3%. El estudio del Instituto Karolinska dice que, 18 meses tras el contagio, este problema puede cronificarse.

Más de la mitad de las personas que se contagiaron de covid durante la primera ola mantienen, 18 meses después, algún problema relacionado con el olfato o el gusto. Esta es la principal conclusión a la que han llegado investigadores suecos del Instituto Karolinska de Estocolmo, en un estudio publicado de forma provisional, ya que aún no ha sido revisado por pares.

La anosmia –pérdida del sentido del olfato– y la parosmia –las distorsiones de este sentido– eran dos de los síntomas y de las consecuencias más habituales que sufrían aquellos que se contagiaban por el virus SARS-CoV-2. De hecho, los investigadores afirman que la reducción de la función olfativa “es el síntoma con mayor prevalencia de covid, con casi el 70% de las personas contagiadas que experimentaron pérdida parcial o total del sentido del olfato en algún momento durante la enfermedad”.

Hasta ahora se sabía que hasta más de siete meses después de recuperarse de la covid, una gran proporción de estas personas todavía mantenía algún tipo de disfunción. El estudio sueco ha tratado de ver qué sucedía transcurridos 18 meses después y en adelante.

Para ello, seleccionaron a 100 personas que se contagiaron de covid durante la primera ola de la pandemia entre el personal sanitario de un hospital de Estocolmo. Se eligió este perfil porque se trata de personas que, desde el principio de la pandemia, se someten con frecuencia a pruebas para tratar de detectar anticuerpos del virus. Para evitar el sesgo en el reclutamiento que pudiera provocar que se incluyera en el grupo de estudio a personas con disfunciones olfativas previas, se estableció un grupo de control de 44 personas que no se habían contagiado nunca de covid.

El resultado global es que un 65% de los pacientes estudiados que se habían recuperado de la covid presento algún grado de disfunción olfativa, en oposición al 20% de los que no habían contraído el virus, lo cual indica que este tipo de problemas es común entre la población general.

“Dado el tiempo transcurrido desde la agresión inicial al sistema olfativo, es probable que estos problemas olfativos sean permanentes”, explican los autores de la investigación en esta.

En más de un tercio de los casos estudiados, esta disminución del sentido del olfato se podía demostrar clínicamente mediante pruebas psicofísicas, y se da la circunstancia de que más de la mitad no sabía que sufría una disfunción antes de participar en la investigación sueca. Además, el estudio también estableció que más de la mitad del conjunto de los participantes se quejaron de parosmia. Del mismo modo, los que habían perdido por completo el olfato y aún no lo habían recuperado solo representaron el 4%. La prevalencia de disfunciones gustativas, 18 meses después de haber superado la infección por covid, fue significativamente baja, y la investigación la cifra en el 3%.

Por otro lado, en el momento de contraer el virus, los sujetos del estudio no estaba vacunados y se infectaron con las primeras variantes y no por ómicron, que se cree que no afecta tanto al olfato y al gusto como sus predecesoras. Pero el doctor Johan Lundström, que ha dirigido la investigación en el Instituto Karolinska, dijo en declaraciones a The Guardian que no había datos fiables que demostraran que ómicron era menos peligrosa para el sistema olfativo. A. Molins

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