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La hipertensión es uno de los problemas más comunes entre los españoles, afectando al 33% de los adultos entre 30 y 79 años, explican desde la Revista Española de Cardiología. Una hipertensión no controlada puede llevar a patologías graves de salud cardiovascular, como aumento del riesgo de infarto, ictus o insuficiencia renal.
Sin dejar de un lado los fármacos recetados por un médico, controlar la hipertensión a través de la alimentación es una estrategia respaldada por la ciencia. Entre los alimentos más recomendados, destaca una fruta accesible y versátil: el plátano. Su alto contenido en potasio, un mineral clave para equilibrar los niveles de sodio en el organismo, lo convierte en una opción eficaz para ayudar a reducir la presión arterial.
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Alimente
El potasio desempeña un papel fundamental en la relajación de los vasos sanguíneos y la regulación de la presión arterial, según explica un artículo publicado por la Escuela de Nutrición de la Facultad de Medicina de la Universidad de Costa Rica. Un plátano mediano aporta aproximadamente 422 miligramos de este mineral, favoreciendo el equilibrio del sodio y disminuyendo la tensión en las paredes arteriales. Esta relación es clave en la dieta DASH (Dietary Approaches to Stop Hypertension), recomendada por especialistas en salud coronaria.
El papel del plátano en la salud cardiovascular
Un artículo de Medical News Today respalda esta recomendación para la hipertensión, ya que el aumento del consumo de potasio puede mejorar la función vascular y reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Además del plátano, otros alimentos ricos en este mineral incluyen albaricoques, lentejas, ciruelas pasas y patatas. Sin embargo, en personas con problemas renales, un exceso de potasio podría ser perjudicial, por lo que se recomienda consultar con un especialista antes de modificar la dieta.

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Silvia López
El enfoque nutricional para la prevención y el tratamiento de la hipertensión no solo se limita al consumo de ciertos alimentos, sino que también implica la reducción de la ingesta de sodio y la adopción de hábitos saludables. La combinación de una alimentación equilibrada con ejercicio físico regular y el control del estrés contribuye significativamente al mantenimiento de una presión arterial estable.